Jeffrey Dahmer, el asesino y canibal de Milwaukee que se popularizó gracias a Netflix

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Jeffrey Dahmer el asesino de Milwaukee que se popilarizó gracias a Netflix

Hace apenas unas semanas se popularizó en Netflix la serie Dahmer – Monstruo: La historia de Jeffrey Dahmer. Historia basada en hechos reales, que te contamos a continuación.

La historia real de Jeffrey Dahmer comienzacon su nacimiento, el 21 de mayo de 1960, en un hogar donde era hijo único. Fue muy deseado por sus padres Lionel Dahmer y Joyce Flint, que soñaron con un gran futuro para él.

En sus primeros años de vida, la familia tenía que viajar de manera constante por el trabajo de Lionel, quien se desempeñaba como químico. Finalmente en 1967 la familia se estableció de manera permanente en Bath, Ohio, donde Jeffrey pasó el resto de su infancia y su adolescencia.

De acuerdo con lo que narró años más tarde, disfrutaba mucho ir de pesca con su padre, la tarea que le asignaban era la limpiar los peces, misma que hacía de manera peculiar, pues los abría por la panza mientras estaban vivos y observaba como morían antes de sacarles las vísceras.

Cuando cumplió 10 años de edad, tenía ya una colección de animales conservados en formol; ésta, estaba conformada por animales muertos que recogía de una carretera cercana a su casa, los llevaba a su patio y los abría para estudiar su interior.

Uno fue un perro grande que encontré en la ruta. Iba a separar la carne, blanquear los huesos, reconstruirlos y venderlo. Pero no llegué a hacerlo. No sé cómo empecé a meterme en esto; es una afición un poco rara. Encontré al perro y lo rajé para ver cómo era por dentro. Después se me ocurrió que sería divertido clavar la cabeza en una estaca y dejarla en el bosque. Llevé a uno de mis amigos y le dije que me lo había encontrado entre los árboles. También le tomé una fotografía.
Jeffrey Dahmer el asesino que se volvió famoso gracias a Netflix

Jeffrey Dahmer y su etapa de conclictos internos

La pasión de Jeffrey por diseccionar animales lo acompañó durante gran parte de su vida, por lo que los que lo conocían lo catalogaban como “raro”, lo que hizo que poco a poco se aisle de la gente. Además, poco a poco se dio cuenta de que le atraian los hombres, lo que lo hizo entrar en conflicto pues no quería aceptarlo.

El periodista y fundador de Criminalia, Chris Campos, describió así esta dura etapa en la vida de Jeffrey Dahmer:

Por entonces la homosexualidad era mal vista en los Estados Unidos. Por eso intentó reprimir sus impulsos. Empezó a tener fantasías en las que mantenía relaciones sexuales con hombres a los que posteriormente asesinaba y descuartizaba. En el colegio, estas fantasías le tenían traumatizado y, para olvidarlas, empezó a beber. Muy de mañana se pasaba por la casa de un amigo y se tomaba un vaso de licor. Luego iba a clase.
Chris Campos – Periodista
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La situación empeoró luego de que sus padres se separaran, lo que afectó seriamente su estado de ánimo, se sintió perdido y para apaciguar su pena comenzó a beber y a consumir drogas. Solo un año después de este hecho, cometió el primer asesinato.

Cumpliendo su primera fantasía

De acuerdo a las entrevistas que constan en los archivos del FBI, Jeffrey Dahmer tenía la fantasía de recoger a un joven atractivo en la carretera y tener relacione sexuales con él. Fue durante Junio de 1978 que intentó hacerla realidad mientras manejaba el auto de su madre, cuando vio la carretera a Steven Hicks, quien pedía aventón. Dahmer lo abordó, lo invitó a ir a su casa donde tomaron algunos tragos. Todo iba bien hasta que Jeffrey trató de acariciarlo pero éste se negó, lo que hizo enfurecer a Dahmer, quien salió de la casa y regresó con un tubo de acero, lo mató de un golpe en la cabeza y después lo violó.

No sabía cómo retenerlo, más que agarrando la barra de las pesas y golpeándolo en la cabeza. Luego lo estrangulé con la misma barra. Estaba muy asustado por lo que había hecho. Anduve un rato de un lado para otro por la casa. Al final me masturbé. Más tarde bajé el cadáver al sótano. Me quedo allí, pero no puedo dormir, vuelvo a subir a la casa. Al día siguiente tengo que pensar en una manera de deshacerme de las pruebas. Compro un cuchillo de caza. Por la noche vuelvo a bajar, le abro el vientre y me masturbo otra vez.

Tras darle muerte y aprovechando su desarrollada habilidad para para la disección, Dahmer desmembró a su víctima, colocó las partes en bolsas de plástico y las colocó en la parte trasera del asiento del auto, dispuesto a tirarlas en el basurero más cercano. En el camino, un policía lo detuvo por conducir con exceso de velocidad, lo cuestionó acerca de las bolsas, le aplicó una multa y lo dejó ir.

Esto aterró a Jeffrey y se dio cuenta que dejar las bolas abandonadas podría delatarlo, por lo que regresó a su casa, dejó los restos del cuerpo en el sótano excepto la cabeza, que llevó al baño la colocó en el suelo y se masturbó mientras la miraba.

Jeffrey Dahmer el asesino que se volvió famoso gracias a Netflix
El pequeño Jeffrey Dahmer y sus padres

En una entrevista con la Policía, indicó que al reaccionar y darse cuenta de lo que había hecho, se sintió terrible y se decidió a reprimir sus deseos, dejó de beber e incluso comenzó a asistir a una iglesia. También se animó a acudir de vez en cuando a un bar gay.

10 años sin crímenes

Jeffrey Dahmer pasó 10 reprimiendo sus impulsos más profundos y aunque algunas veces satisfacía sus deseos más superficiales, esto no era suficiente para él. Regresó a la bebida, pero en marzo de 1986 fue detenido por exhibicionismo público. Durante esas fechas, también trató de desenterrar un cadáver que recién había sido enterrado, quería violarlo, pero el suelo helado de la tumba lo detuvo.

En 1987 conoció a Steven Tuomi en un bar gay y luego fueron a un hotel. En su testimonio, Dahmer aseguró no saber qué había sucedido ni como lo había matado, al día siguiente compró una valija y escondió el cuerpo en el sótano de su abuela.

Mi abuela sale un par de horas para ir a la iglesia, y yo bajo a buscarlo. Agarro un cuchillo, le rajo el estómago, me masturbo, luego separo la carne y la meto en bolsas, cubro el esqueleto con una colcha y lo hago pedazos con una maza. Lo envuelvo todo y el lunes por la mañana lo echo a la basura. Excepto el cráneo. El cráneo me lo guardé. Lo metí en lavandina concentrada para blanquearlo. Quedó limpio, pero demasiado frágil y lo tiré.

La racha de asesinatos de Jeffrey Dahmer

La muerte de Steven Tuomi se convirtió en el trampolín para que Dahmer dejara libres sus más bajos instintos, después de este crimen, le siguieron otros 15. Agregó algunos elementos nuevos, por ejemplo el canibalismo y la experimentación, pues una de sus metas era crear un zombie que estuviera a su disposición para cumplir siempre sus deseos, desde luego, no tuvo éxito.

Buscaba a sus víctimas en bares gay o en carreteras y usaba cualquier excusa para llevarlos a un apartamento que rentó en Milwaukee. Ahí, tras ponerle algo en sus bebidas, los adormecía, extrangulaba y asesinaba, después abusaba de ellos y se masturbaba sobre los cadáveres.

Terminaba sus grotescos actos desmembrando los cuerpos pero tomando fotografías durante todo el proceso. En sus últimos crímenes, llegó a cocinar y comer trozos del corazón y de los muslos de sus víctimas, también confesó guardar los cráneos y las fotos y desechar todo lo demás.

Su primer y único zombie

Jeffrey Dahmer intentó en un par de ocasiones de transformar en zombis a sus víctimas y en una de ellas creyó haberlo logrado. En 1991 conocío a Konerak Sinthasomphone, tras drogarlo realizó trepanaciones a su cráneo y le inyectó ácido en el cerebro. La víctima quedó inconsciente y aún respiraba, por lo que creyó que había tenido éxito, por lo que para celebrar, salió a comprar una botella. Al llegar, Whiski en mano, se percató de que Konerak ya no estaba, logró escapar desnudo hacia la calle.

Aterrado, salió para ir a buscarlo, le dio alcance pero los vecinos ya habían llamado a la Policía, quienes no tardaron en llegar. Una vez ahí los agentes dieron por hecho que el hombre estaba borracho y pidieron a Dahmer que lo llevara adentro, como la víctima se resistió, los policías lo llevaron hasta la puerta del apartamento. De haber entrado, habrían visto los cráneos de otras víctimas y quizá habrían salvado al sujeto, pero no fue así y Jeffrey acabó con él esa misma noche.

Con el paso del tiempo y tras perfeccionar su técnica de disolver los cuerpos con ácido y mandarlos por el inodoro, Dahmer comenzó a guardar partes de los cuerpos en su refrigerador. Principalmente partes del corazón y los biceps, con los que se preparaba platillos especiales.

Mientras desmembraba. Guardé el corazón. Y los bíceps. Los corté en pedazos pequeños, los lavé, los metí en bolsas de plástico herméticas y las guardé en el congelador; buscaba algo más, algo nuevo para satisfacerme. Después los cociné y me masturbé mirando la foto.
Víctimas de Jeffrey Damer, el asesino que se volvió popular por Netflix
Listado de las víctimas de Dahmer

El fin de la masacre

Para mala suerte de Dahmer, ese mismo año, meses más tarde, una segunda víctima se le escapó aún estando esposado. En esta ocasión, los policías sí entraron a la vivienda y se encontraron con una escena verdaderamente grotesca; eran decenas de fotografías de cadáveres, manchas de sangre en las paredes, restos de huesos humanos, siete cráneos barnizados y una cabeza fresca en su hielera.

En primera instancia y tras las primeras entrevistas con psiquiatras y un agente del FBI, se declaró a Jeffrey Dahmer como enfermo mental, por lo que se le condenó a estar encerrado en una cárcel especial para enfermos psiquiátricos. Sin embargo, un año más tarde, la Fiscalía apeló la decisión y en 1992, tras un segundo juicio, se le imputó una condena de 15 cadenas perpetuas consecutivas, en total, unos 900 años en prisión.

Dahmer estuvo en un principio aislado de los demás reos, pero la soledad pudo más y rogó por pasar a un área común. Su deseo fue concedido, pero esa fue su perdición. El 28 de noviembre de 1994, limpiaba el gimnasio de la cárcel con Christopher Scarver, un esquizofrénico, y con Jesse Anderson, culpable de asesinar a su esposa. Estaban en eso cuando Scarver empuñó una barra de metal de la sala de pesas y lo mató a golpes en la cabeza.

Al cuestionar al hombre, éste aseguró que lo había hecho, porque en la prisión habían muchos que estaban arrepentidos de sus cactos, pero él no y por eso lo golpeó con la barra, justo de la misma forma en que él mató 16 años atrás a su primera víctima.


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